domingo, 30 de agosto de 2009

Viaje del charco que estaba junto a la banca.

En el espejo de agua de un charco, una mirada turbia asoma su nebulosidad curiosa. Con insuflaciones acaricia los contornos de las manchas mutantes, acompaña instante por instante el discurrir de las formas que se procrean unas a otras transformandose.


¡En el reflejo del mundo hay una reconstrucción del mundo reflejado que responde al mundo que refleja!


En las nubes del charco reconoce la gracia ligera que opera en el volar del agua por los cielos, volar de agua flotante con rostro siempre cambiante, como un dibujo que flota descuajandose. Descuajarse es algo parecido a desintegrarse por aguadamiento o por disolución de la cohesión de lo propio, que es igual que derretirse pero que no es lo mismo.

Porque todo lo que se mueve y traza en su destino lineas curvas por el espacio de este mundo, todo ello es presa potencial de transformarse en su gemelo por el implacable poder del agua trashumante, cuando ella se transforma en el ojo de un espejo reflejante.

Un pájaro a gran batir de alas pasa volando por el agua tirada y la mirada inquieta vuelve sus lineas fuera de la tierra mojada... ojos rojos dirección celeste, vuelan las alas que se alejan, he olvidado en que pensaba, todo se aleja, todo lo que está en algún lugar, en algún momento lo deja. El viento que se oye venir y que se oye pasar y que se oye irse, se va y ya no queda, silencio queda.

Exhalaciones que huelen a petate y lagunas mentales en cuyas superficies se reflejan los actores de las formas interiores. Todo espejo es un ente indefinido. Todo humo es indefinido pero no como un espejo y la muerte a todo lo define. Cada muerte es distinta, cada muerte es una historia, cada muerte y cada historia es una puerta que conduce a otros caminos, a otras muertes a otras historias, otras muertes condujeron a nuestras historias, a nuestras muertes, todo ha muerto, todo morirá. Si cada parte del mundo ha muerto entonces en cada una de sus partes hay caminos que nos llevan hasta las profundidades originarias... ¡Que loco!

¡Que loco se ven las nubes, y las formas que hacen las hojas en el aire cuando el viento las levanta y el sol las ilumina y todo ello se refleja en el charco que está junto a una banca, donde una tarde de sol un güey como yo, poncha un gallo y se lo fuma!

No hay comentarios:

Publicar un comentario